Mi actitud cambió completamente con la aparición estelar de José María Gasalla, tras los primeros minutos ya había hecho partícipe al público y a mí en particular de sus impresiones, de su manera de ver la vida, de su particular visión del rol de las personas. Más de dos horas de diversión, de buenos y aplicables consejos y de risas en los que también estuvo presente la emoción del conferenciante.
Divertido, cercano, amable, mal hablado… ingredientes que hicieron ayer de la charla de Gasalla un momento diferente y cercano que llegó incluso a emocionarme en ciertos momentos.
Reconozco que mi actitud no era la ideal para asistir a un evento de este tipo, parece que la saturación de coachinismo había hecho mella en mí, estaba completamente desganado y bastante saturado de personas que me dicen que el problema soy yo y mi actitud.
“Somos seres altamente programados” “Cuestionemos nuestros hábitos y rutinas que ya no son útiles” “Haz lo que hacen todos y llegarás a nada” fueron entre otras las frases del maestro de ceremonia, perlitas para el oído del público asistente.
Sinceramente sigo sin saber si este tipo de eventos sirve para algo, está claro que puede que durante algún momento te cuestiones tu actitud ante la vida, quizás después del evento en la soledad que te proporciona el transporte público quieras aplicar las teorías de Gasalla, comerte al mundo antes de que él te coma a tí, luego te bajas del tranvía, llueve a raudales y el agua acompañada por el viento se lleva hacia la alcantarilla, no sé si le ocurre a muchas personas, pero está claro que este ha sido mi caso. Aún bajo mi punto de vista apático y poco dado al coaching como elemento para animar a la sociedad actual, he de reconocer que Gasalla estuvo espectacular.
Héctor A. González
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