domingo, 18 de octubre de 2015

Humo. Diario de un exfumador. Parte I.

Hace ya 17 días encendí mi último cigarro, con la convicción se que así sería lo llamé así, el último y lo ha sido, de momento lo ha sido, aunque después de cada comida, de cada café o cortado esa convicción se tambalea y muero de ganas por fumarme un cigarro, y no exagero cuando uso la palabra muero.

De esta experiencia lo más fácil ha sido la decisión que tanto tiempo me costó tomar, dejar de fumar, a partir de ahí ha sido todo cuesta arriba. La ansiedad por la falta de nicotina es algo que sólo podría describir como la desesperación, LA DESESPERACIÓN, así en mayúsculas.

Soy adicto, lo admito, yo lo sé y mi cuerpo lo siente, quiero un cigarro, lo quiero siempre y lo querré a cualquier hora, pero es malo, caca. Así piensa mi cerebro hasta que de repente me encuentro poniéndome trampas a mi mismo. Por uno no pasa nada, me digo, si me encierro en el baño con uno oculto en la mano nadie se enterará y podré matar esa voz que me invita a engañarme una y otra vez, uno sólo y después dejo de fumar, pero... ¿No lo había dejado ya? Sí, hace 17 días, no pienso caer en la tentación soy fuerte (la ansiedad aumenta) y así en este bucle infinito en el que las trampas que me pongo son innumerables, pero todas tienen un sólo fin, dejar de ser exfumador y llenar mis pulmones de nicotina y alquitrán.


A parte de la lucha interior y la adicción también tengo que lidiar con el hábito, el hábito social, que cada vez está peor visto, pero que aún se mantiene en las reglas sociales y en mí forma de actuar. Me explico, cuando era más joven todos mis amigos, o casi todos, eran fumadores, con lo cual hasta hace 17 días pertenecía a ese grupo de fumadores irreductibles que fumaban por gusto, por pertenecer a ese grupo de renegados que aún sabiendo de todos los perjuicios del tabaco seguía fumando, ya que, la mayoría, más listos que nosotros, lo dejaron en algún momento de sus vidas.
Aún no sé lo que voy a hacer cuando salga y me tomé una copa (prefiero no tentar mi fuerza de voluntad, aún no me siento fuerte para decir que no con una copa de más) y es aquí cuando pienso en mí forma de actuar, sin haber superado lo que yo llamó hábito social. ¿Qué se hace normalmente cuando antes tenías un cigarro en las manos? Es decir, cuando llegas a un sitio (abierto y sin niños ni enfermos, al aire libre) ¿dónde pones las manos? ¿Qué cosa enciendes y te llevas a la boca? ¿Tu lo sabes? Yo no, y me pregunto qué sería lo que haría antes de empezar a fumar en ocasiones así, pero no lo recuerdo, después de 15 años y el humo de miles de cigarros he llegado a olvidar qué hacer cuando no tienes un cigarro entre manos.

La verdad, después de 17 días no sé como acabará esto, no quiero volver a caer en el vicio del cigarro cuando aún no sé siquiera si he salido de él. Espero que a base de fuerza de voluntad y regaliz negra la próxima vez que escriba un post siga siendo ex fumador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario