viernes, 20 de febrero de 2015

Desde el estómago

Son casi las cinco de la mañana y no puedo dormir. Otra vez queriendo contar algo que no se si debo o no.
No era la intención de este blog contar penurias y demás calamidades, pero qué cojones es mi blog y publico lo que me sale de... del estómago,  porque aunque muchos se empeñen en discutirlo para mí es de ahí de donde salen las palabras más amargas, que aunque no son siempre las más lucidas son las más auténticas, porque del estómago sale rabia que se queda tras las injusticias y es ahí a donde van a parar las palabras que bajan cuando se quedan en la garganta, cuando no llegan a salir por la boca y molestan cual reflujo gastroesofágico.


Sé que probablemente habrán calamidades peores que las mías y seguramente los niños de África o los enfermos de cualquier cosa tendrán mil razones más que yo para quejarse, pero no me importa, hoy me apetece quejarme a mi. Quizás porque hoy he sentido como volvían a cometer lo que yo considero una injusticia contra mi persona, otra vez y escapando de mis manos, casi sin ver venir la jugada, me la han vuelto a colar, y no, no es justo que algo que empezó siendo algo cariñoso,  casi familiar, algo a lo que le habías puesto ilusión y algo del poco tiempo que te sobra de repente se convierte en algo casi comercial, en algo que se aleja del concepto que tenías en la cabeza y pasa a manos de unos profesionales de los que no tengo nada que decir, sólo una cosa, su profesionalidad no supera la mía.

Tu ilusión deja de ser tuya y se convierte en la de otros, se supone que en este mundo 2.0 la idea de compartir es la máxima,  pero como jode que "los profesionales" ni siquiera tengan en cuenta tu punto de vista y que cojan tu idea y tras relucientes banners y dinero (con el que por cierto tu no contabas) hagan desmerecer la más noble de tus ilusiones.

Ya me callo, parece que tras escupir unas palabras que no pretenden llegar a nadie la angustia del estómago se mitiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario